Existen estudios que demuestran la eficacia de la vitamina C para tratar hiperpigmentaciones cutáneas que pueden estar generadas por estimulación hormonal, por radiación solar o por exposición a determinados productos químicos y que producen un oscurecimiento de la piel debido a un incremento de producción de melanina.

Para atajar este problema podemos elegir agentes despigmentantes que son tóxicos para el melanocito o bien agentes que bloqueen la melanogénesis. La vitamina C pertenece a este último grupo, al no destruir los melanocitos no existe riesgo que se produzcan zonas hipopigmentadas, es decir que no existe el riesgo que por eliminar una mancha oscura se genere una mancha blanca.

La vitamina C interactúa sobre los iones de cobre y de este modo inhibe la acción de la tirosinasa, que es la enzima responsable de la formación de melanina y por tanto de la mancha, es decir, la vitamina C compite con la tirosinasa por el cobre por lo que debe haber una cantidad suficiente de vitamina C para que la tirosinasa no consiga atraer el cobre, en todo caso es imposible inhibir completamente el proceso de pigmentación, solo se puede disminuir.

La vitamina C, no solo tiene una función despigmentante, sino que también mejora la redensificación y elasticidad de nuestra piel.

La vitamina C actúa sobre la unión de la dermins y la epidermis, en esta zona se encuentran multitud de capilares que alimentan las células de la piel, además de una serie de pliegues que son los que producen la sujeción de la epidermis, con la edad estos pliegues se aplanan y también disminuyen el número de capilares en esa zona y la epidermis se descuelga. La vitamina C nos ayuda a restaurar estos pliegues y los capilares y aunque no llegan a tener el volumen de antaño y los capilares son menos numerosos que en las pieles más jóvenes, si que se aprecia una mejora ostensible.

La vitamina C también es importante para aumentar la síntesis de colágeno y elastina, actúa sobre las enzimas llamadas prolisil y lisil hidrogenasa, que son las responsables de estabilizar el colágeno en la piel y su misión es activar estas enzimas para que realicen su función, además estimula la peroxidación lipídica que básicamente consiste en generar una sustancia llamada malodialdehido que estimula la producción de colágeno.

Una de las formas de administrar la vitamina C es mediante mesoterapia que consiste en la administración de principios activos, en este caso la vitamina C, con la ayuda de microinyecciones a nivel subcutáneo.

Es una técnica, segura, poco invasiva, con apenas efectos secundarios que no necesitan ningún tiempo de recuperación tras la sesión.

Por todo lo expuesto anteriormente podemos decir  que la vitamina C es un gran aliado de nuestra piel, ya que proporciona firmeza  y elasticidad protegiéndonos contra el fotoenvejecimiento, las manchas, las arrugas, el tono irregular y la falta de luminosidad.