Con el paso del tiempo se produce una pérdida de firmeza en la piel causada por la disminución de las fibras de elastina y colágeno; los hilos tensores nos ayudan a combatir tanto la flacidez facial como la corporal, sin necesidad de tener que pasar por los trastornos de una cirugía.
Estos hilos disponen de la certificación CE, estando compuestos por (PDO) polidioxanona, un material que es empleado en las suturas de cirugía cardíaca, siendo totalmente reabsorbible y compatible por el organismo, no produciendo ningún tipo de alergia.
Se aplican múltiples hilos de manera estratégica, con el fin de formar una malla o red que actúa como soporte de los tejidos, el número variará dependiendo de la zona a tratar.
A nivel facial los hilos tensores corrigen la flacidez y están recomendados para elevar mejillas, mejorar los surcos nasogenianos, reducir arrugas en el contorno de ojos, elevar cejas,…. En general la finalidad es conseguir un rostro bien definido y recuperar la tensión y elasticidad de la piel.
A nivel corporal los hilos tensores están indicados en aquellas zonas que sufren más la flacidez, normalmente glúteos, muslos, abdomen y brazos.
En los antebrazos el descolgamiento se empieza a producir a partir de los 35 años, debido a la destrucción del colágeno, factores hereditarios, dietas poco equilibradas y también debido a que la piel de la cara interna de nuestros brazos es muy fina.
En las nalgas, con los hilos tensores conseguimos mejorar su forma y su firmeza. El abdomen también sufre los efectos provocados por el aumento de la flacidez, debido a la perdida de volumen y definición, después de un embarazo, pérdida de peso, edad, etc.
También consigue buen resultado su aplicación en la cara interior de los muslos, siempre claro está, dependiendo de la edad del paciente, el tipo de flacidez y la calidad de la piel.
La duración del tratamiento dependerá de la zona a tratar y el número de hilos.