El aceite esencial de lavanda es utilizado desde hace cientos de años y podemos considerarlo como el rey de los aceites esenciales, por su polivalencia. Es usado tanto en cosmética como tratamiento alternativo a algunos medicamentos.
Entre sus propiedades más destacadas, a nivel cosmético, están su capacidad para regenerar la piel, recomendado en tratamientos de prevención de arrugas, marcas de acné, dermatitis, quemaduras o heridas. Se utiliza para potenciar el efecto de otros aceites, por esta razón no debe faltar cuando se elabore una mezcla personalizada. Puede ser usada en cualquier tipo de piel.
También podemos destacar otras propiedades a nivel curativo, como antiséptico, en infecciones cutáneas y de otra índole, analgésico, reduciendo el dolor muscular o de una contusión, antiinflamatorio, reduce y alivia los síntomas provocados por una infección o contusión, antiespasmódico, resultando útil en infecciones leves de garganta y bronquios y calma los ataques de tos.
Diluido y pulverizado en una estancia es relajante y puede combatir el insomnio.
Por último debemos hacer una advertencia a la hora de utilizar aceites vegetales y esenciales, mientras en los primeros no es necesario tener un especial cuidado con las dosis que se utilizan, en los aceites esenciales, sustancias más concentradas, sí que hay tener precaución en su dosificación y en su uso. La mejor forma de utilizarlo es echando unas gotas a las cremas que utilicemos.